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Medicina antienvejecimiento

¿QUÉ ES LA MEDICINA ANTIENVEJECIMIENTO?

La Medicina Antienvejecimiento (MA) es una nueva disciplina médica que se origina al cumplir la medicina convencional sus objetivos primordiales que son tratar la enfermedad y prevenirla. Así pues, la MA es un sistema integral preventivo, predictivo, personalizado y proactivo. A partir del estudio del envejecimiento natural, descarta los factores perjudiciales que producen un envejecimiento prematuro, que es el resultado del daño celular que se produce con el paso del tiempo. Es también la causa de la aparición de las enfermedades relacionadas con la edad.

La MA propone un sistema de vida de promoción de la salud y aplica los tratamientos necesarios para corregir los signos estéticos y orgánicos en el decaimiento corporal. Por consiguiente, mejora nuestra calidad de vida, retrasando la aparición de enfermedades relacionadas con el proceso del envejecimiento. Además, es bien sabido que el bienestar, dormir bien, pasarlo bien y el sentirse satisfecho, se asocian con una mayor longevidad. En conclusión, retardar el proceso de envejecimiento implica mantener el ritmo de reparación y renovación celular por encima del ritmo de degradación celular.

La MA se basa en cinco pilares fundamentales:

  • Dieta
  • Ejercicio físico
  • Control del estrés
  • Administración de suplementos nutricionales (puede ser importante a partir de cierta edad).
  • Reemplazo hormonal, cuando por la analítica previa y la clínica sea necesario. Se puede realizar, dependiendo de cada caso en particular, con testosterona, estrógenos, progesterona, DHEA, hormonas tiroideas, HGH y melatonina, fundamentalmente

¿Qué beneficios cabe esperar?

La MA actúa sobre las personas antes de que aparezca la enfermedad y no esperando a que desarrolle alguna que disminuya su calidad de vida y su salud. Hacemos al paciente participe de la misma. Lo hacemos el protagonista de cómo quiere vivir. Nosotros marcamos las pautas en cuanto a tratamientos “antiaging” se refiere, y el paciente se beneficia de los éxitos obtenidos, mejorando su bienestar. En principio, los beneficios se notan en todo nuestro organismo. Debemos, además, de actuar en caso de que haya desarrollado una enfermedad, controlándola y haciendo que sus repercusiones sean mínimas o desaparezca.

La MA es una medicina personalizada, diferente para cada individuo. Porque es importante recodar que nuestra herencia genética solo condiciona el 25% de nuestra longevidad. El 75% restante lo condiciona nuestra forma de vida. Y así, la medicina antienvejecimiento nos puede enseñar a adaptar nuestros hábitos de la mejor forma para nuestro cuerpo.

¿Qué tipos de exámenes se realizan?

Los exámenes van destinados a averiguar nuestra edad biológica (que es la que realmente tenemos) para correlacionarla con la edad cronológica (la que figura en nuestra partida de nacimiento). Para ello, nos basamos de pruebas que valoraran nuestro estado:

  • Analítica completa, destacando aquellos valores que presenta mayor predisposición a estar alterados.
  • Pruebas de imagen (ecografía, RMN, TAC, densitometría…)
  • Exámenes del deterioro neurocognitivo
  • Valoración de los diferentes aparatos y sistemas del organismo.
  • Estudio genético, de envejecimiento y longevidad. El perfil genético es uno de los estudios más avanzados de la medicina antienvejecimiento. Nos da acceso a la información que nos proporciona nuestra propia genética, siempre diferente en cada individuo, para determinar la predisposición individual a una serie de patologías relacionadas con el envejecimiento.
  • Pruebas físicas y antropométricas
  • Estudios de hormonas y cronotipo
  • Control por nuestro equipo médico
  • Examen ginecológico (solo para mujeres que no lleven un control) y pruebas de próstata para hombres.
  • Estado nutricional y dieta recomendada.
  • Programa de ejercicios.

¿A qué edad debemos iniciar el tratamiento?

La edad adecuada para comenzar el tratamiento es a partir de los 35 años, porque incluso a partir de los 30, nuestro propio organismo disminuye su ritmo de regeneración celular, lo que hace aumentar el ritmo de envejecimiento. Los niveles hormonales de testosterona, hormona de crecimiento y muchas otras comienzan a disminuir su producción a partir de esa edad. A los 40, sus niveles son la mitad que a los 20, a los 60 años tenemos ya menos de la cuarta parte de la que teníamos, y a los 80 años esos niveles son casi indetectables.

Con ese envejecimiento se produce la pérdida de funcionalidad, que en el caso del cerebro ocasiona deterioro cognitivo y demencia.

¿Es diferente el tratamiento en el hombre que en la mujer?

En principio los tratamientos de MA son personalizados y adaptados a cada individuo independientemente de su sexo, edad y condiciones físicas, mentales, etc. En las mujeres hay dos etapas: pre-menopausia y menopausia propiamente dicha. Donde aparece un aumento de peso, retención de líquidos, sofocos, depresión, nerviosismo y ansiedad, trastornos del sueño, trastornos emocionales, menor rendimiento sexual, menor rendimiento intelectual, disminución del colágeno, la elastina, la masa muscular, etc. En el hombre, se llama andropausia al inicio del envejecimiento propiamente dicho.

En esta fase, suelen ser frecuentes los síntomas siguientes: constante fatiga, dolores de cabeza, bajada en la potencia de eyaculación, disminución de la lívido, sequedad extrema en la piel y el cabello, mucha sudoración nocturna, mayor irritabilidad, depresión, nerviosismo y ansiedad, entre otros síntomas.

¿Cómo contribuye la nutrición en la MA?

La nutrición es un pilar fundamental en la MA, pues de los elementos nutricionales el organismo obtiene todos los productos que necesita para su correcto funcionamiento. El problema ocurre cuando, al envejecer, nuestra capacidad de absorción y de digestión se ve disminuida. Es por ello que es imprescindible suplementar, mediante los suplementos nutricionales como indicamos anteriormente. La dieta antienvejecimiento pretende alargar la longevidad por medio de una nutrición óptima, que previene enfermedades y facilita una vida sana y de calidad. Esta dieta, ajustada de forma individual, evita los efectos tóxicos de los residuos del metabolismo que se acumulan en las células a lo largo de la vida.

Hay que eliminar de la dieta las grasas trans, de origen industrial. Están en patatas fritas, bollería industrial y toda la comida “basura” de alto consumo hoy día.

Comer pescado azul de pequeño tamaño, proteínas, alimentos como brócoli, aguacate, avena, salmón, puerros, cebollas, ajos o beber tres litros de agua mineral al día, ayuda a mantener una dieta saludable. Y, por supuesto, evitar el azúcar en todas sus formas.

¿Cómo contribuye el ejercicio físico en la MA?

El ejercicio es otro de los pilares fundamentales de la MA, ya que se sabe que debe ser practicado de una forma regular. Lo ideal es que se realice de forma diaria, o como mínimo tres veces a la semana. Siempre debe de ser adaptado para cada persona, pues influyen de manera muy importante las condiciones físicas, edad y estado de salud del individuo. Para algunas personas es suficiente andar a paso rápido media hora al día, en cambio otras necesitarán realizar ejercicios más completos como la natación, montar en bicicleta, etc. El ejercicio aeróbico enlentece el proceso de envejecimiento, aumentando la densidad ósea. Se sabe actualmente que la práctica excesiva de deportes o ejercicio actúa como prooxidante. Así pues, debemos tener en cuenta que el ejercicio debe realizarse con moderación.

¿Qué tipos de suplementos se recomiendan?

En el Programa de Medicina Antienvejecimiento, además del estudio inicial en el que valoramos cómo está su salud y en qué fase de envejecimiento se encuentra, el objetivo consiste en realizar un “Programa de Seguimiento y Mantenimiento”, con el objetivo de conseguir los resultados deseados a corto, medio y largo plazo.

Básicamente y previo estudio individualizado, serán necesarios la utilización de suplementos nutricionales, vitaminas, ácidos grasos, etc., haciendo hincapié en que lo importante es la utilización de esas sustancias como antioxidantes que bloquearán la oxidación celular y neutralizarán la producción de radicales libres.

También, la restricción calórica es muy importante en el proceso de antienvejecimiento.

¿Cómo contribuye el reemplazo hormonal?

En términos generales, los niveles de la mayoría de nuestras hormonas disminuyen con el envejecimiento, excepto el cortisol y la insulina.

El reemplazo de dichas hormonas a niveles fisiológicos ha demostrado que puede mejorar los cambios relacionados con la edad, si son utilizadas adecuadamente y por médicos especializados.

Al recuperar el equilibrio hormonal adecuado, se recupera el equilibrio funcional de nuestro cuerpo, lo cual puede prevenir muchas de las enfermedades asociadas con el envejecimiento y mejorar nuestra calidad de vida.

El reemplazo hormonal ayuda a mantener unos niveles fisiológicos de hormonas en el organismo, pues se sabe, cómo ya hemos dicho anteriormente, que a partir de los 20 años las hormonas disminuyen de una forma significativa en la mayoría de las personas.

Muchos de los síntomas que caracterizan el envejecimiento se pueden frenar con un adecuado tratamiento hormonal, mejorando mucho la calidad de vida y enlenteciendo el proceso de envejecimiento.

Se trata de un tratamiento de optimización hormonal con hormonas bioidénticas en mujeres a partir de los 40 años en las etapas de pre-menopausia y menopausia y que es totalmente diferente a la controvertida terapia de reemplazo hormonal. En los hombres, a partir de los 40 años valoraremos esta posibilidad.

A diferencia de las hormonas sintéticas, las hormonas bioidénticas copian la misma fórmula molecular que las hormonas corporales, producidas en ovarios, testículos, glándulas suprarrenales e hipófisis. El cuerpo las puede absorber y metabolizar adecuadamente, siendo estas más seguras, y con muy pequeñas posibilidades de reacciones adversas. Los efectos conseguidos, entre otros, serían los siguientes:

  • Aumento de la masa muscular y disminución del tejido graso.
  • Disminución de los síntomas de la menopausia y de la andropausia.
  • Aumento de las defensas inmunológicas.
  • Mejora y control de la osteoporosis.
  • Disminución de los niveles de colesterol.
  • Mejora del perfil lipídico y de la respuesta a la insulina, combatiendo el síndrome metabólico, y protegiendo contra las alteraciones cardiovasculares.
  • Mejora la calidad de la piel y el pelo y de la lívido.
  • Ayuda al control del estrés.
  • Mejora de la memoria y las funciones cerebrales.
  • Protege contra el cáncer y la Enfermedad del Alzheimer
  • Ayuda a la restauración del sueño fisiológico.
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